Si se interrumpe el flujo de sangre hacia el cerebro, éste pierde su suministro de oxígeno y nutrientes, y ello produce en el tejido cerebral un daño que se conoce con el nombre de accidente cerebrovascular o ictus. Los ictus son una de las principales causas de muerte en todo el mundo.
La causa más frecuente de obstrucción es la formación de depósitos de grasas en las paredes internas de los vasos que aportan sangre al cerebro, con lo cual los vasos se vuelven más estrechos y menos flexibles. Este endurecimiento de las arterias se conoce como aterosclerosis. Al estrecharse los vasos, es más probable que se formen coágulos sanguíneos que pueden obstruir con mayor facilidad los vasos, y estos no pueden aportar sangre al cerebro y se lesiona. Otras veces, o bien un vaso sanguíneo del cerebro puede romperse o bien pueden formarse coágulos en el corazón que se desprenden hacia el cerebro, dando lugar a una hemorragia o a una embolia.